Llegan las 5 de la tarde, un momento donde ya se percibe el
inicio del ocaso. Sin embargo en ese preciso instante, la calle Orlando Canals comienza a cobrar
vida. A ella llegan los padres, los niños y las niñas para compartir 40 minutos
vespertinos de un espacio esperado por todos.
Así, en medio de la expectación y la aproximación de público
ocasional, se reúne el Hormiguero, un pequeño proyecto comunitario que en casi
7 años de existencia, ha logrado cambiar el pensamiento de los infantes que
viven esta localidad manatiense.
Inicia una canción infantil, un son, un mambo, y muchas de
las amas de casa salen a la calle a vislumbrar el panorama coreográfico que
Julia Amalia Griffit, la tuto, le enseña a sus hijos. Así los llama, hijos
míos, y en eso se ha convertido ella, para este grupo de más de 40 aficionados;
en una madre que los enseña, y que junto a otros instructores de arte, ha
despertado en cada uno al amor por la música, la danza, el teatro, la
literatura y las artes plásticas.
El hormiguero irá en el mes de marzo a Morón, Ciego de Ávila,
para reunirse con otros proyectos que reciben el apadrinamiento de la Fundación
Nicolás Guillén, es por eso, que ahora ensaya para mostrar en esta provincia un
pequeño espectáculo que ya tuvo su presentación en el parque José martí.
Esa es la meta más cercana de la instructora que dirige el
reconocido proyecto infantil, quien toma el frente de su casa como escenario junto a sus hormiguitas y quien
para el tránsito de la tarde en esta calle manatiense, mientras mueve 42
corazones que aprenden a soñar, haciendo suya la magia del arte.


1 Comentarios
Un verdadero proyecto basado en la pasión por la cultura...
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