Un hurán debastador para Manatí: Ike.



Yolemnys aún tiene en su mente el recuerdo devastador del huracán Ike, aquel poderoso fenómeno hidro-meteorológico que destrozó prácticamente al territorio aquel  8 de septiembre de  2007. Con apenas 11 años de edad, iniciando los estudios secundarios, vivenció aquella aventura fuera de casa y todavía hoy  le vienen frescas las imágenes de aquel Manatí que quedó, entristecido e irreconocible.
Salía de la escuela como de costumbre pero esta vez no se trasladó hacia la comunidad de sabana. Por indicaciones de su mamá, se quedó en la casa de un familiar en el centro del pueblo. Allí,  vivió una noche tortuosa de vientos fortísimos, tormentas eléctricas  y una lluvia inacabable.
Al día siguiente luego de la tempestad, tomó la bicicleta de mano y casi boquiabierta comenzó a observar, mientras caminaba, los restos de la vegetación y la arquitectura pueblerina, todo destruido: techos, ventanas, portales, y junto a los escombros, allí, estaba la gente sin sonrisa, sentada en los contenes de la acera.
Al llegar a río Venero, se topó con otro fenómeno, un bote con remos posibilitaba el paso del personal hacia la comunidad de sabana,  así que simplemente esperó. Me comentó  que nunca había visto tan cerca las obas flotando en el cauce del río crecido, rozó una con las manos mientras el pequeño embarque se desplazaba, hasta tocar  tierra, entonces se dirigió a su casa.
Diez años después de aquel incidente, aquella niña, ya hecha una muchacha,  nuevamente se enfrenta a otro huracán igual de peligroso, que curiosamente pasa el  8 de septiembre, día de la virgen de la caridad. Entonces me confiesa que al menos esta vez, la naturaleza no se ensañó con su Manatí, aunque siempre lo despojó de sus árboles, valores naturales que también son parte de su patrimonio material.

Publicar un comentario

0 Comentarios