Una tradición laboral legada a nuestras mujeres de Manatí



Hoy les hablaré sobre las opciones laborales de las mujeres un poco antes de 1959 en nuestro Manatí, y resulta que por la época era moda ser ama de casa, si bien alguna fémina tenía como meta aportar a la economía familiar podía dedicarse a realizar quehaceres domésticos en otras casas, pero todas perseguían al menos tres títulos que resultaban muy prácticos: mecanografía, profesora de bordados a máquina y costurera.
No es casualidad que en Manatí, el 80 por ciento de las casas cuenten con una máquina de costura, y es que esa tradición de coser para la calle se vino fomentando desde la época capitalista cuando se hablaba de pantalón de crach  o franela, guayaberas y trajes para salir.
Los inmensos títulos de profesoras de bordado a Máquina que otorgaba la profesora María del Amo Mendo, resultan testigos fehacientes de estas formas de superación de las mujeres de Manatí, quienes pagaban clases prácticas en diferentes lugares del batey con profesoras experimentadas y luego iban a Las Tunas para realizar el examen final que las acreditaba.
Ser costurera o profesora de bordados podía ser todo un negocio, pues una vez con el título en la mano los papeles se invertían y entonces muchas se dedicaban a continuar enseñando.
Otras preferían coser, por ejemplo Olga acosta, Olguita como le llamaban sus conocidos, era una de las costureras más famosas de aquellos tiempos, cuentan que le cosía a todos y todos quedaban muy complacidos pues siempre tenía clientela.
En el caso de las mujeres quienes preferían graduarse de mecanógrafas, estas recibían clases de Julia Rita Morel, Lulú, que según me cuentan vivía por las cercanías de la tienda Los manguitos.
De esta manera, que era más o menos barata, la mujer manatiense fue desenvolviéndose económicamente en aquellos años anteriores a la Revolución, y herencia al fin, fueron quedando sobre todo los títulos, las máquinas de coser, las manos y ojos gastados  de aquellas pioneras y la historia que las recuerda.

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