Hace dos años de aquel acontecimiento pero lo recuerdo porque
tuve la oportunidad de llegar hasta allí, y contemplar el amor que algunos
manatienses sienten por la figura de Fidel Castro. Todo ocurrió en la finca de Tacho, nombre por el que se le
conoce popularmente a las 28 hectáreas que pertenecen Nolberto del Bals y su
esposa, y que están ubicadas a poco más de UN kilómetros con relación a la zona
urbana, cerrando los límites de la circunscripción el Way.
Hasta esta extensión de tierra donde se gestan proyectos de
desarrollo local, como Biomas Cuba, llegó este periodista para presenciar lo
que consideró una iniciativa familiar.
Siguiendo la idea de
Elvin Selles Manchado, su tío; Tacho y su familia decidieron plantar 90
semillas de Marañón. Entonces, aprovechando el sol de la mañana, se reunieron
los 12 miembros entre tíos, sobrinos, nietos, hijos y padres en su sitio común
de trabajo, en la finca que hace 8 años atrás, fuese un poco de tierra rodeada
de marabú y sirviera hasta de basurero a los vecinos.
Todas las generaciones se reunieron, y desde Nolbertico que tenía 2 años en ese
entonces hasta Elvin con sus 78 diciembres, fueron plantando las semillas de
marañon por toda la cerca, hasta que se cumplió la meta; 90 semillas de marañon
rojo, para Fidel y 85 semillas de marañón amarillo para Raúl.
Por supuesto que en medio de la plantación Elvin, con su
personalidad jocosa y su carácter revolucionario, recordó un momento que para
él hasido muy importante, esa vez que tuvo el privilegio de estrechar la mano
al Comandante y que siempre será un momento especial.
Así luego, de compartir con esta familia campesina, nos
marchamos de la Finca El Porvenir, con la satisfacción de haber presenciado un
tributo modesto en saludo al Comandante en su cumpleaños 90, en ese momento esperabamos
que las 175 semillas germinaran en árboles, para luego regresar y poder
contemplar la obra de nuestros campesinos manatienses en agradecimiento al
hombre que les dio la posibilidad de cultivar la tierra ,con el triunfo de la
Revolución.
Han pasado dos años desde ese entonces, y Tacho, la familia, en especial el tío Elvin
recorren la finca y se detienen para ver crecer los marañones mientras
recuerdan días tan importantes como el 13 de agosto.




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