Las primeras tres hectáreas, de 200 previstas, de
Jatropha curcas, se cultivaron en la unidad básica de El Raúl, del
municipio, como parte de un proyecto de desarrollo local orientado a la
producción de alimentos y biocombustibles.
El propósito de la iniciativa, impulsada por el
Proyecto Bioenergía, de la estación experimental de
pastos y forrajes Indio Hatuey, es llegar a obtener 200 litros diarios de este
portador energético alternativo, el cual emplearía la propia entidad para los
equipos mecanizados vinculados a la siembra y la cosecha.
Se tiene previsto comenzar la producción en el
2019, para lo cual avanzan en el montaje de la planta procesadora, un
laboratorio y un centro de certificación de semillas.
Abel Peña Alfonso, director del Centro de
Desarrollo Local de, dijo a Radio Manatí que el modelo asumido
consiste en intercalar cultivos de alimentos con la Jatropha curcas
(conocida como piñón botija), a diferencia de otras experiencias
internacionales en las que emplean variedades como el maíz, lo que perjudica la
seguridad alimentaria de los seres humanos.
De acuerdo con investigaciones desarrolladas en
Cuba, esta planta oleaginosa no comestible beneficia los suelos con materias
orgánicas, por lo que puede cultivarse intercalada con viandas y granos que sí
son utilizados en la nutrición humana.
La producción sostenible de bioproductos es una
oportunidad para la sustitución de importaciones y la introducción de nuevas
tecnologías amigables con el medio ambiente en Las Tunas, según un estudio
realizado por las universidades de Las Tunas y de Oriente, de Santiago de Cuba.
Dicha indagación apunta a que en el territorio es
posible fabricar bioproductos a partir de desechos y derivados de la caña de
azúcar como la cera y la cachaza, entre los que se encuentra un aceite que
puede emplearse como aditivo a combustibles para equipos de transporte o la
generación de energía.
Tomado de periódico 26. Artículo escrito por José A. Fernández Salazar


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