Los ojos gastados de Francisca Rodríguez Estrada hoy no
divisan claramente a toda la familia, sin embargo a sus 100 años reconoce las
voces de cada hijo, nieto y familiar cercano.
Está manatiense nacida en La Horqueta, Mastrapa y que se
muda a la cabecera municipal en 1981 ; vive en el Way, en la única casa
biplanta de esta zona tan identificada tiempos atrás con el patrimonio
azucarero.
Francisca o cariñosamente Panchita como la conocen todos
en el barrio del Way, fue siempre una mujer de trabajo, muy sacrificada, al
punto que coninando y lavando se ganó la vida desde que tuvo razón de ser para
mantener a su familia. Me contó su hija Flor María que tuvo a sus
hermanos y a ella en la comunidad de Colmena, y pero que el destino hizo que
llegaran hasta esta zona de la geografía manatiense.
Panchita hoy pasa el día en su sillón ubicado en la sala.
En ocasiones ayudada por su gente llega hasta el portal para sentir el calor
del amanecer o el cierre de la tarde. El glaucoma le robó la visión hace unos
cuantos años, pero se ve fuerte y sonríe como este 1 de octubre cuando me
regaló una instantánea.
Su memoria aún está firme y me lo demostró al argumentar
que tiene 7 hijos, 9 nietos y un bisnieto, y que a todos le ha trasmitido su
experiencia. Ese es el mejor regalo de estos 100 años de edad, ver nacer,
crecer y formarse como hombres y mujeres de bien a cada miembro de la familia.


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