Simplemente un regalo de la vida

(Foto de Arian Laverdeza Reyes)

Llegar a los 102 años de edad, con una mente clara, sin ninguna enfermedad y caminando por sí mismo, es el regalo extraordinario que la vida le ofrece a pocas personas. Esta suerte le tocó hoy a José Humberto Molina, conocido por todos en Manatí con el sobrenombre de Bebo.

Este anciano procedente de Santa Clara hoy vive en las inmediaciones de la calle 12, en casa de su hija Maribel, junto a otras generaciones de la familia, porque luego del retiro en la década del 80 decidió dedicarse a cuidar a quienes lo rodeaban, y hoy recibe la retribución de sus seres queridos.

Sentado en la terraza de la casa conversé con el centenario quien me acercó, con su hablar pausado, a su historia desde esos recuerdos que lo vuelven tan manatiense como su prole.

Algún que otro momento de rememoración se tornó silencio. Bebo entonces ponía la mirada pensativa y volvía hábil sobre sus memorias.  

Y cuando le pregunté por quienes lo conocían en Manatí, me aseguró que todos, aunque fundamentalmente por su seudónimo.

"Me conocen or Bebo. Ese sobrenombre lo traje de Palmira. Y todo el mundo me llama así aquí. A mi en lo particular me gusta mucho." 

Entonces ya en confianza, luego de 30 minutos de entrevista, le pregunté cuál era su fórmula para la longevidad, y si pensó alguna vez en llegar a sobrepasar los 100 años de edad.  Bebo se sonrió y me respondió sorprendido.

"Nunca pensé en mi edad. Simplemente he vivido día a día mi vida. Me he dedicado al trabajo y a mi familia. Nunca esperé llegar ni a 100. Solo Dios sabe cuando acaba mi existencia. Pero me ha dado mucho y eso se lo agradesco"

Más tarde lo felicité por su cumpleaños 102, mientras le extendía la mano.  Y él todo un testimonio viviente seguía recordando a mis abuelos, a muchos manatienses que ya no están y a esos compañeros del ingenio azucarero que fueron protagonistas de obras sociales impensables de nuestro Manatí.


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