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| (Foto tomada de internet) |
Los ojos expresivos de la pequeña Samantha mostraban su alegría. Sus padres también sonrientes daban gracias a Dios por permitir que su niña continuara junto a ellos, como esa guerrera que siempre ha sido, en una vida difícil, llena de sacrifico y donde la familia se ha vuelto una combatiendo contra las dolencias que le tocaron enfrentar a la niña.
A su corta edad Samantha Acevedo Oveja, padece una cardiopatía y tiene un tumor cerebral, por lo cual le han practicado en dos ocasiones cirugías delicadas. Los días de hospital para ella, durante las recaidas, pudieran ser ordinarios. Pero nada más diferente de este 19 de agosto. No solo fue un día especial por su cumpleaños, sino además extraordinario.
Hasta el patio de su casa llegaron los artistas aficionados y trabajadores de la casa de cultura Olga Alonso para realizarle un asalto de amor. Y allí los cantantes se volvieron payasos, lo payasos declamadores y los declamadores, bailarines. En una fiesta de colorido se volvió la tarde que atrajo a los chicos del barrio y a los vecinos.
Vestida de princesa, con su color favorito, el amarillo, Samanta no paraba de derrochar alegría. No en vano cuentan que Cuando un niño sonríe estalla un globo de encanto que envuelve a todos los que le rodean. De algunos artistas siempre hubo lágrimas de satisfacción, esas que se enjugan junto a una risa bondadosa, al saber que se aporta mucho al compartir el carisma y el gesto de compartir.
Así pasaron las horas, y llegaron las despedidas no sin antes dejar grabadas algunas instantáneas del grato encuentro.
Más tarde Samantha regresó a su cuarto, y antes de acostarse recibió los besos cargados de cariño de sus padres. Quizá allí, con la cabeza en la almohada, pudo pensar que no le ha robado estos 6 años a la vida, los ha alcanzado luchando por ella, por su familia y hoy simplemente, lejos de hospitales y rodeada de amor, se sintió feliz.
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